Que toquen una vez la gloria.

Que toquen una vez la gloria.

Juan Pablo Tiepolt, profesor de nuestro Colegio, es quien coordina el servicio de La noche de la caridad.

Hace varios años, todas las semanas un grupo de alumnos, exalumnos, familias y personal del Colegio acompaña y asiste a gente en situación de calle. La cita es en la plaza Primera Junta y ahí se comparte comida y un rato de charla.

También hace ya algunos años, cerquita de la Navidad, el Colegio abre sus puertas e invita a cenar a estas personas.

Compartimos el relato de Juan Pablo sobre la cena del pasado 23 de diciembre:

Como cierre del año del servicio de la “Noche de la Caridad”, el pasado jueves 23 de diciembre compartimos nuestra tradicional cena navideña con la gente que asiste cada viernes a la plaza. A diferencia del anterior que entregamos viandas, este año pudimos reabrir las puertas del Colegio para que, aproximadamente, 300 personas se sienten a la mesa y disfruten una hermosa y cálida fiesta.

Con el objetivo que reza el tema “Caridad” de La Vela Puerca: “…poder montarles una fiesta y que toquen una vez la gloria…”, nos juntamos muy temprano ese día para organizar el evento. Las parrillas se encendieron a la tarde, mientras alumnos, exalumnos y adultos del servicio, acomodamos y decoramos el lugar, armamos los kits de higiene y dejamos la mesa lista para recibir a nuestros invitados.

A las 20:00 hs., por la misma puerta del túnel donde entran nuestros alumnos, empezó a llegar la gente, que sonriendo y ordenadamente, fueron poblando las mesas de los tres patios centrales.

El menú navideño consistió en dos empanadas, choripán, hamburguesas, sándwiches de colita y bondiola, helado, jugo y gaseosas. Nuestros alumnos no sólo sirvieron y atendieron las demandas de las mesas, sino también, como es la costumbre de cada viernes, acompañaron a la gente con mirada atenta, oído confidente y palabras fraternas.

La noche transcurrió con música de fondo: un dúo de exalumnos, un cantante “ex comensal” de los viernes, algunos artistas espontáneos del momento (incluso una recitadora de poemas) y el cierre con una banda de rock de nuestros alumnos de Vº año.

A la salida, y como despedida, los chicos entregaron como todos los años el kit de higiene y un pan dulce.

Todo salió mejor de lo esperado, la gente disfrutó muchísimo y se retiraron felices y agradecidos. Fue un hermoso regalo de Navidad, que les dimos y nos dimos.

Por último, me siento en la obligación de aclarar, como siempre, que nosotros somos la cara visible de un hermoso y gran proyecto solidario de toda la Familia Marianista. Por eso, no tengo más que palabras de agradecimiento para Martín Romero y Marcos Romero que siempre son generosos y bien dispuestos con cada uno de nuestros emprendimientos. A los padres de Intendencia, que junto con Fabián y José se pusieron la parrilla al hombro. A Carlos y todo el equipo de Maestranza por colaborar antes, durante y después del evento. A los padres de 7º, a la Asociación de Padres, y a la Asociación de Exalumnos por los elementos de higiene. A los padres de Vº año con su donación puesta en los helados. A un grupo de familias anónimas que junto a lo recaudado en las misas hicieron posible la compra de la carne. A la Fundación Misión Marianista por la donación de pan dulces. A Silvia, el Padre Rodolfo y los colaboradores de la Parroquia del Buen Pastor por las ensaladas y el servicio con la gente. A Omar y la Parroquia de Lourdes por las empanadas, pastafrolas y la seguridad en la puerta. A Inés de @deciloconcajitas por el regalito dulce para los más chicos. A Guerhard Herget, un conocido de una integrante del grupo, que le gustó el proyecto y quiso sumarse colaborando desde Alemania con la mitad de las gaseosas. A los chicos y grandes del grupo por la otra mitad de las gaseosas y por hacerme sentir cada viernes que se puede construir un mundo mejor, que nada es en vano y que aprendemos a tener cuando sabemos dar.

Y a Él, el del verdadero milagro de Navidad, el que nos acompaña y cuida todos los viernes, el que multiplica los panes, sopla la palabra justa e ilumina los corazones de comensales y servidores.

Que Dios nos bendiga en este nuevo año y nos de la gracia de entender que Él hace el milagro, sólo nos pide: “cinco panes y dos pescados”.

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> Imágenes y videos de la cena

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