Beata Adela de Batz de Trenquelleón.

Beata Adela de Batz de Trenquelleón.

Adela Batz de Trenquelléon nació el 10 de junio de 1789. Provenía de una familia noble; sus padres fueron el barón Carlos de Batz de Trenquelléon y María Úrsula de Peyronnencq, descendiente del rey San Luis de Francia. Adela fue la mayor de tres hermanos.

Ese mismo año estalló la Revolución Francesa.

Por la situación familiar, tuvieron que exiliarse fuera de Francia, radicándose en Braganza, Portugal. Con el tiempo, las disposiciones del gobierno español respecto a los emigrados evolucionaron y les permitió trasladarse a San Sebastián, España.

Allí Adela recibió la primera comunión y a los pocos meses retornaron a Francia.

Poco a poco, la vida volvió a su ritmo normal. Encontraron mucha pobreza  y Adela se dedicó atender a los pobres y darles catequesis. A su vez, recibió el acompañamiento del tutor de su hermano quien la ayudó a elaborar un reglamento de vida que le sirvió para prepararse para responder al llamado del Señor.

Al hacer la confirmación se hizo amiga de Juana Diché. Con ella y otras jóvenes formaron la “Pequeña Asociación”, grupo que también contó con sacerdotes y cuyo fin era la animación en la vida de fe de sus miembros. Era una unión para vivir el Evangelio. Comenzaron en 1805 siendo siete y ya a finales de 1808 llegaron a ser sesenta miembros. Se dedicaban a la atención de los pobres, enfermos, personas mayores y niños.

Por un encuentro fortuito Adela se contactó con el P. Chaminade y al ver las semejanzas entre la “Pequeña Asociación” y la Congregación de Burdeos que animaba el P. Chaminade, decidieron unirse.

En un muy intenso intercambio epistolar con el P. Chaminade, Adela le confesó su deseo de ser religiosa, y a este deseo lo llamó el “Querido Proyecto”. A este proyecto se fueron sumando otras jóvenes, acompañadas por el P. Chaminade que les propuso formar una comunidad de religiosas misioneras. Finalmente, luego de una larga espera, el 25 de mayo de 1816, a las cuatro de la mañana se dirigieron a Agen a la comunidad que se llamó El Refugio. Nació así la Congregación de las Hijas de María Inmaculada, las religiosas marianistas.

La Congregación comenzó a crecer, primero en la misma Francia y luego, después de la muerte de Adela, a otros países, con la meta de  “ir hasta los confines del mundo” como decía la fundadora.

El 10 de enero de 1838, luego de una larga enfermedad, falleció Adela.

Ella nos dejó un hermoso legado a través de su vida y su obra: su amor a Jesucristo hasta el final, expresado en su amor a los pobres y los jóvenes en quienes privilegió su misión.

A continuación compartimos el enlace a una biografía novelada de la Madre Adela, para poder conocerla y quererla cada día más: El don de la amistad.

Y cerramos esta publicación con la oración por la glorificación de la Madre Adela:

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